Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

lunes, 22 de diciembre de 2014

119) IdentitAry@s III


IdentitAry@s  III.

Manu Rodríguez. Desde Europa (21/12/14).


*


*La memoria histórica de los pueblos aryas vive como adormecida desde que bebió del agua del olvido (desde que recibió el bautismo cristiano). Desde entonces nuestros pueblos no se reconocen, no se recuerdan; ignoran su ser. Nada, salvo el agua del recuerdo, puede subsanar aquel fatídico error.
La maldita madrastra de los pueblos aryas europeos (la ‘ecclesia’, la comunidad cristiana –judeo-mesiánica) trajo aquella agua maldita. Nuestros emperadores y reyezuelos se aliaron (se ‘casaron’) con aquella celosa y rencorosa comunidad de origen extranjero –descuidando a su propio pueblo. Esta ominosa alianza puso la instrucción de las sucesivas generaciones aryas europeas en manos de los sacerdotes de divinidades extranjeras. Nos hicieron creer que otros eran nuestros primeros padres, otras  nuestras tierras sagradas, otro nuestro dios. Consiguieron que nos olvidáramos de nosotros mismos. Desde aquellos ominosos días duerme el ser nuestro.
Todo aquel que bebe del agua del recuerdo recupera la memoria,  la conciencia; vuelve a la vida; recupera el ser. Esta salutífera agua del recuerdo es nuestro santo grial. No hay duda. No busques más.
Es esencial este despertar, este volver a la vida para enfrentarnos con las armas apropiadas, con las armas propias, a la situación en que ha devenido el solaz de nuestros antepasados  durante nuestra ‘ausencia’.
Nuestra situación es hoy mucho más peligrosa de lo que fuera en cualquier otro momento de nuestra historia. Hoy corremos el peligro de desaparecer como etnia, y como cultura.
La respuesta adecuada de Europa. Que Europa se revuelva indignada, airada, al tomar conciencia del estado en que se encuentra –invadida, asediada, ocupada; pisoteada y mancillada.
Los que tal discurso  sostenemos defendemos nuestra causa, la defendemos ante los nuestros, y queremos que se unan a nosotros. Es un mecanismo de defensa completamente legítimo y natural, y un síntoma de salud. Estamos siendo atacados; se busca nuestro debilitamiento y postración. Se pretende acabar con nosotros.
Otra agua del olvido circula hoy, igualmente judeo-mesiánica. Hablo de la envenenada palabra de los predicadores marxistas, multiculturalistas, internacionalistas, progresistas, de ‘izquierdas’… que han terminado hundiendo a Europa en la miseria étnica y cultural; en la ruina biosimbólica, espiritual.
*Decadencia y ruina de las civilizaciones/culturas. Causas y síntomas. Sumeria, Egipto, Persia. Grecia, Roma… Europa.
Causas externas y causas internas.
La corrupción generalizada, el envilecimiento colectivo, es tan sólo un síntoma.
*El completo mundo mitológico germano resulta un tanto escuálido al compararlo con  el griego. No digo que no puedan hacerse reflexiones al respecto, pero éstas no serían comparables a las reflexiones filosóficas, literarias, jurídicas, políticas, artísticas o meramente ‘existenciales’ que nos proporcionan el mundo mítico griego. Sólo el  mundo mítico romano le sigue en complejidad y riqueza, y aun así, no se le puede comparar.
*En todo ‘nacimiento’ no puede faltar un nacimiento, claro está, pero se pueden unir ambas tradiciones (árbol y nacimiento) incluyendo en estos montajes un árbol específico vinculado a tal o cual  tradición:  el fresno (Yggdrasil), la encina (Dodona), el roble (Zeus), el abedul (Birgit), el olivo (Atenea), el laurel (Apolo)...
Podemos tener ‘nacimientos’ que plasmen los inicios, los orígenes, los ‘nacimientos’ de los pueblos aryas (griegos, romanos, germanos…); de las naciones aryas europeas.
Recordemos también ese ‘re-nacimiento’ que duerme desde la derrota inicial, el que tuvo lugar en la Alemania del siglo pasado (una aldea alemana o austriaca cubierta por la nieve –con toda la iconología arya del período).  Las estampas navideñas que circularon durante el período nazi, en los años de guerra, con sus soldados de guardia y a lo lejos la aldea.
*El prerrafaelismo y posterior modernismo (‘arts and crafts’, ‘art nouveau’, ‘jugendstile’, ‘sezession’, ‘liberty’…) son los últimos estilos artísticos propiamente europeos. El último gran arte europeo.
*El caso de los numerosos personajes ‘famosos’ del pasado siglo (y del presente), pertenecientes al mundo del ‘arte’ (actores, pintores, músicos, escritores…), de la política, o la economía, medio judíos y medio polacos, medio húngaros, medio rusos, o medio alemanes. En Europa y USA. La mayoría de estos personajes que digo tienen una  apariencia completamente europea (caucásica). Nadie diría que tienen sangre judía (semita). Probablemente la parte judía ya era también mestiza. 
Hay que decir que los judíos genuinos desprecian y odian todo lo ‘goy’  (lo otro, lo no judío), tanto los rasgos étnicos como los culturales (tanto las razas como las tradiciones y costumbres). Y que en determinados ámbitos judíos, a estos medio-judíos de aspecto tan europeo (tan caucásicos), no se les acaba de reconocer como tales por considerarlos extraños, ajenos, una mancha en el linaje ancestral.
Si es cierto que el ADN mitocondrial de la mayoría de judíos askenazíes procede de Europa, esto es, de madres europeas no judías, podemos concluir, siguiendo las leyes judías al respecto (que dicen que sólo los nacidos de madres judías deben ser considerados judíos), que tales askenazíes no son judíos. 
*Las estrategias frías blandas (como el camuflaje o el pasar desapercibido) son más propias de comunidades pequeñas e inseguras (los judíos de la diáspora) que temen desaparecer. Son medidas de urgencia, de supervivencia.
*Los semitas y las clases improductivas y parásitas. Los sacerdotes (Moisés) y los políticos, sindicalistas y demás (Marx). No me olvido de los intermediarios –de comerciantes, banqueros, usureros…
*La ambición de dominio en las ideologías universales –religiosas o políticas. Los correligionarios no dudan en matarse entre sí (lo vimos incluso entre los judeo-bolcheviques –las ‘purgas’). Hay guerra eterna entre ‘ortodoxos’ y ‘heterodoxos’; entre sectas. Un espíritu sectario, intolerante, y criminal les anima desde que nacen.
El enemigo de los pueblos no se detiene ante nada, ni ante ellos mismos. No ha lugar para pactos, treguas, o tibiezas. Destrucción, destrucción, destrucción.
*El enemigo ha conseguido que cedamos, que abandonemos la preeminencia que ocupamos de manera natural en nuestras propias tierras; que optemos por el otro; que nos ‘abramos’... Esto sucede en nuestras ‘hechizadas’ sociedades. Es la estrategia habitual. Provocan la auto-destrucción, la auto-extinción del otro (cualquiera éste sea).
*Europa, la Europa europea, está en trance de desaparecer. Va camino de su extinción. Otra Europa vendrá que ya no será la nuestra, la que heredamos de nuestros antepasados. Si todo sigue como hasta ahora, no duraremos mucho, uno o dos siglos. En unas pocas generaciones quedaremos reducidos a minoría en nuestras propias tierras. Sobrepasados por multitud de pueblos africanos, asiáticos, y amerindios. Adiós naciones, Estados, pueblos europeos milenarios. Es el fin. De nada habrá servido el esfuerzo de nuestros antepasados; su obra –aquella que aspiraba a la eternidad. Todo quedará en nada.
Pero no quiero hablar sobre nuestra extinción, yo lo que quiero hablar es de nuestro renacimiento. Casi extinguido nuestro espíritu tras la experiencia nazi, sólo nos queda renacer. Hacer posible este renacimiento; traer de nuevo a la luz a este pueblo nuestro. Ésta es nuestra labor.
*Aquellos que sufran persecución, maltrato, o muerte por causa de su pueblo, serán salvados; nunca perecerán; nadie les arrebatará la gloria; gozarán de perpetua memoria.
*El período nazi, el nazismo –desde su origen hasta su cuasi-destrucción, sin olvidar los años que siguieron a la guerra–  debe ser tenido como santo, sagrado. El destino de los pueblos germanos,  el destino de la primera nación arya. Lo que padeció aquel pueblo.  Millones de héroes, y de mártires.
Nosotros contamos nuestra propia historia que es, ciertamente, la historia de los vencidos.  Pero es veraz. Porque nosotros amamos la verdad. Somos cultores de la verdad. Aunque ésta testimonie en contra nuestra. “Decir siempre la verdad y disparar bien con flechas”, es un viejo adagio nuestro. Nosotros estamos comprometidos con la verdad desde antiguo.
Nosotros entendemos que la verdad es el ser; que una y la misma cosa son la verdad y el ser. Traicionar a la verdad es traicionarnos a nosotros mismos –el ser que somos.
Nosotros cultivamos el ser propio, que es la verdad propia. El ser propio es el ser colectivo nuestro,  el ser arya.
La nación arya es la comunidad de los nacidos aryas. La identidad arya es la identidad étnica y lingüístico-cultural (simbólica) arya.
*El alma de los pueblos. La entera memoria colectiva de un pueblo, que es fruto de incontables generaciones, es la que proporciona el ser lingüístico-cultural (simbólico) a los sucesivos miembros, a las sucesivas generaciones. En su origen, la etnia y la cultura son inseparables. En las comunidades étnicas puras, su cultura es su religión –aquello que les religa y les hace uno.
Esta relación etnia/cultura no se debería alterar; esta armonía. Pero lo cierto es que se ha hecho algo más que alterar estas singularidades biosimbólicas, se han destruido cientos, miles de etnias/culturas. Somos muchos los pueblos que hemos contribuido a ello. Y es un daño irreparable al árbol de la humanidad nuestro, que es también el árbol de la vida.
La religión para estos pueblos paradigmáticos era su completa cultura. Su cultura les proporcionaba las claves de su identidad simbólica, de su ser (colectivo). La cultura era su mundo; el mundo en el que habitaban. Porque los grupos humanos habitamos en mundos lingüístico-culturales. Y estos mundos lo contienen ‘todo’.
El recién nacido recibe el saber de su pueblo; recibe su mundo. Ese mundo, y ese saber, serán la cuna de su ser simbólico; de su alma social. Las palabras de la tribu.
Las identidades étnicas y culturales hacen a los pueblos.
El ser de los pueblos es, además, histórico. Está el pasado, el presente, y el futuro. Y está la historia común. La historia requiere memoria. La historia común de un pueblo y su memoria colectiva están correlacionadas.
Un pueblo que tiene pasado, que no olvida su pasado. Que no duda en reconocer los aciertos y los errores. Que no retrocede ante sí mismo. Que se conoce; que se estima. Que no se abandona. Un pueblo digno.
*El caso de aquellos australianos (aborígenes) que fueron devueltos a la tribu (ya ancianos), o que volvieron, o se reencontraron con ella. Abrieron una demanda contra el Estado y la Iglesia (no sé qué secta cristiana), por haber sido separados de su comunidad, siendo niños, y privados de las tradiciones de sus antepasados. Fueron secuestrados, separados a la fuerza de sus padres y hermanos, de los suyos. Caso ejemplar, y primero, que se sepa, que deberíamos tomar en consideración; un precedente jurídico.
La extinción de culturas sólo se produce bajo las ideologías universalistas (religiosas o políticas). Hasta ayer mismo. El secuestro de niños en Australia. La educación cristiana obligatoria (¿qué secta?) en Estados Unidos (el decreto de 1890), el secuestro de niños –los niños (indígenas) eran arrancados a la fuerza de sus familias y educados en escuelas del gobierno (en MacGregor).  La entrega (obligatoria) de un niño (varón) por cada familia  en el budismo tibetano. La judeo-bolchevización de la URSS, la democratización…
*Hay que decir que en la reciente bolchevización (la URSS, China, Corea, Vietnam…), en la globalización demo-liberal de los tiempos que corren, e igualmente en la cristianización de medio mundo en el pasado, nosotros, los pueblos blancos, no hemos sido otra cosa que armas, instrumentos, vectores. La llamada ‘occidentalización’ del planeta no impondrá otra cosa a los pueblos que el ‘mundo’ judío  (sus engendros religiosos, políticos, económicos, o jurídicos).  Es el triunfo de lo judío, una vez más. Inauguramos, tras el cristianismo y el islamismo, el tercer milenio de ‘orden’ judío.
El enemigo ha logrado, con sus ‘artes’, que se le abran todas las puertas de nuestro ser. Ahora estamos en sus manos. Gobiernan (‘in praesentia’ o ‘in absentia’) en la economía, en la política, en la moral, en la cultura de masas… En todas partes. Es una impostura, una usurpación. No recibimos otra cosa que su discurso, su palabra, su voz.
Aprended de nosotros, pueblos, mirad como se nos destruye desde el interior. Chinos, japoneses… los pocos pueblos puros, ancestrales, que sobreviven. Contemplad nuestra ruina, y aprended. No les permitáis la entrada en vuestras tierras a esta peste, a este mal, porque será vuestro fin.
La Europa blanca, arya, y la Magna Europa, es un barco que zozobra, que se hunde sin remedio. No reacciona, no se despierta, no hace nada. Paralizada, hechizada, confundida, engañada. Mirando hacia otro lugar. Alucinada. Viendo visiones, ‘películas’, mientras tanto.
*Destruir la psicología colectiva, el alma social. Destruir las identidades colectivas; el ser simbólico. Deshacer un pueblo. Integrar a sus miembros ya deshechos, ya desintegrados y desarraigados, en una cultura otra, en un mundo otro (global, universal, cosmopolita; trans-étnico, trans-cultural –en un ‘imperio’); dotarlo de nuevas señas de identidad… Esto fue lo que sucedió cuando la cristianización, la islamización, o la reciente bolchevización… Esto mismo es lo que hace hoy la ingeniería social de los señores de la tierra en el seno de nuestros pueblos desde sus poderosos medios de comunicación de masas.
Se elabora y reelabora el ser de esas masas desarraigadas. Su volátil ser. No va a la deriva ese ser; alguien lo maneja, alguien lo configura. La ingeniería social es cosa del ‘amo’. ¿Quién es el ‘amo’? Ésta es la pregunta. Quién gobierna, quién manda aquí.
En nuestras sociedades desarraigadas nos tienen entre Matrix y la Nueva Sión. Por aquí podemos ver quién es el ‘amo’: a través del mundo que se nos impone, y la  salida que se nos ofrece. ¿De dónde proceden; cuál es la raíz de ambos? El mundo falso, mentiroso, deforme en el que vivimos, y el mundo futuro que nos ofrecen como perfecto y verdadero son frutos del mismo árbol; vienen de la misma raíz. Es el mismo ‘amo’ quien los diseña e impone. Ambas, la ‘realidad’ y la ‘utopía’, proceden del mismo lugar.
El enemigo, el sistema, nos impone la banalidad de la mentira, de la corrupción, de la impostura, de la injusticia… del mal. Vivimos en una pesadilla; en un mundo falso, corrupto, injusto, impostado… malo (para nuestros pueblos). Vivimos alucinados –encantados, hechizados. Y no veo el despertar.
Los pueblos han de luchar por su genuina realidad; por sus mundos ancestrales. En el nombre de los pasados, de los presentes y de los futuros. En el nombre de los nuestros presentes o ausentes.
*En cuanto a las razas, cuyos nacimientos pueden datarse, incluso, dado que el término ‘racismo’ implica algún tipo de supremacismo con relación a las otras razas, es preferible usar términos como ‘racialismo’ o ‘etnicismo’. En el racialismo o etnicismo se reconoce la existencia de razas o etnias, simplemente, y se busca su consolidación y su preservación. Se trata de las identidades étnicas o raciales de los individuos y los pueblos; de identidades milenarias.
*Hay un viento ceniciento que arranca ramas del árbol de la vida. Un espíritu, un genio… un pueblo letal. Pone en peligro la vida, el futuro de los pueblos, con sus maquinaciones. Entrometido, insidioso, sedicioso,  instigador, cizañero. Muchos de los nuestros lo han visto, y nos lo han advertido. Pero nosotros no acabamos de hacerles caso. ¿Es debido a nuestra inexperiencia, quizás; a nuestra juventud?
Juventud, sí, pero ya no tanta. Mucho hemos aprendido acerca de aquellos que quieren nuestro mal. De su poder casi absoluto. De sus tretas, de sus trucos, de sus estrategias. De su poder de infiltración, de su mimesis, de sus disfraces… De sus medios, de sus instrumentos, de sus armas.
*El enemigo actúa siempre a la ofensiva. Ataca siempre. Todo movimiento hacia nosotros dirigido ha de ser considerado, en todo momento, como un ataque. Piénsese que los flancos son muchos (economía, derecho, cultura, moral, política…), que las armas son variadas, y que el ataque nos puede venir por cualquier lado
*La experiencia nazi fue dura, muy dura. No sólo la guerra, la derrota, y la postguerra. Aún vivimos tiempos duros, difíciles. Vivimos tiempos de hostigamiento, de persecución, de clandestinidad. Hoy leo en las noticias que se quiere prohibir la reedición del ‘Mein Kampf’ de Hitler –la  lucha de Hitler, que es ahora nuestra lucha. El enemigo es consciente del riesgo que se corre editando esta obra. La obra, tras la prescripción de los derechos de autor (o editor), pasa a ser de dominio público. No sé qué editorial (en Alemania) prepara una edición especial anotada con la intención de debilitar o exorcizar los comentarios antisemitas –una edición controlada, vale decir. Pero ni eso. Un grupo judío alemán (un consejo con autoridad) exige al Estado alemán que tal libro no se reedite bajo ningún concepto. Se le tiene miedo, no cabe duda. Es la fuerza del nacionalismo étnico. Del irreductible, del inquebrantable, del invencible, del inmortal nazismo.
La conciencia étnica y cultural. Esto trajo el nacionalismo arya germano al mundo. Renacerá, sin duda, el nacionalismo étnico, y con más bríos. Los pueblos no perecerán. El árbol de los pueblos se recuperará.
La conciencia étnica, racial. El ser que somos. En el nuevo período genocéntrico, biocéntrico, que vivimos. Nueva espiritualidad, nuevo arte, nueva sabiduría. Un verdadero nuevo inicio.
Contra todo globalismo, contra toda universalización –religiosa o política. Queremos que los pueblos sobrevivan, que perduren. Una multitud de pueblos netamente diferenciados. Las etnias/culturas, las singularidades biosimbólicas, son santas, sagradas. El orden étnico. La sociedad de naciones étnicas. En el futuro.
*El nacionalismo étnico arya era el único obstáculo que se interponía entre el enemigo de los pueblos y el poder absoluto; le cerraba el paso. Ponía en evidencia el porqué de sus ‘ideales’ universales, su finalidad oculta –su codicia de oro y de poder, pura y simplemente. No fue sólo la abierta resistencia que le opuso desde el principio, su ejemplo (sus triunfos) podía estimular a otros pueblos. Su éxito (su victoria) cabal hubiera supuesto (conllevaba) la definitiva derrota del enemigo. Había que detenerlo, pues. Tenía que ser combatido y vencido; tenía que ser destruido.
El enemigo destruyó nuestra salvación, nuestra salida, nuestro movimiento, nuestra revolución. La frustró –de momento. Ya sólo quedaba la deslegitimación moral, política, jurídica, social, intelectual… espiritual, en suma, del nacionalismo étnico en todos los rincones del planeta. Su ‘demonización’ universal. Hacerlo imposible o inviable en el futuro. En esto está desde entonces el enemigo de los pueblos.
Hoy día casi nadie se le enfrenta (no hay suficiente conciencia étnica, no hay fuerza, no hay número… no hay valor).  Hoy ya puede decirse que el enemigo casi saborea la dulzura del triunfo final. A punto está, al alcance lo tiene, a la mano.
(Las ideologías universales (religiosas o políticas), las instituciones internacionales (económicas, jurídicas, militares…), la democracia parlamentaria, los partidos de ‘izquierda’, los movimientos ‘anti-fascistas’… Éstas son algunas de las fuerzas que el sistema usa contra el nacionalismo étnico. Son instrumentos del sistema.)
Un triunfo total de las tesis del enemigo de los pueblos (los diversos universalismos religiosos o políticos que circulan por el occidente judaizado; las diversas globalizaciones (de origen judío) que se enfrentan entre sí por ‘ese’ poder) podría tornar en irreversible la destrucción de las etnias y culturas del planeta. Los pueblos seríamos irrecuperables. El árbol de los pueblos, de las etnias/culturas, se extinguiría; quedaría reducido a la sola rama ‘victoriosa’ –que hoy por hoy es la rama del enemigo de los pueblos, del pueblo hostil.
*El nazismo (el nacionalismo étnico) es el único que verdaderamente lucha contra el enemigo de los pueblos y su obra –ese mundo que nos impone mediante violencia o engaño. La única actitud vital que se opone radicalmente –en  esencia, espiritualmente– al enemigo (al ‘sistema’). La solución, la salida para todos los pueblos (el nacionalismo étnico).
*“Prohibidos, pero no muertos”. Goebbels.
*Se nos miente. Acerca de nosotros mismos, y acerca de nuestra historia. Y esas mentiras tienen finalidades  políticas, económicas, jurídicas, sociales, espirituales… Se nos miente para dominarnos mejor. Cuando la mentira falla, aparece la violencia.
Fueron los nazis los únicos perseguidos y aniquilados. Y lo seguimos siendo. Fue (y es) la lucha de las tinieblas contra la luz. De los opacos y tenebrosos contra la claridad y la transparencia. De lo oculto contra lo manifiesto. De la noche contra el día. De la mentira contra la verdad. De la muerte contra la vida. Del no-ser contra el ser.
Fue (y es) la derrota de la luz, de la verdad, de la nobleza, de la justicia, del ser… A la Alemania nazi se le hizo la guerra desde su nacimiento. El enemigo reunió ejércitos de todos los rincones de la tierra para destruir aquella esperanza. Fue una proporción 10:1.
No, no fueron los judíos las víctimas de la última guerra europea, sino los pueblos blancos: germanos, eslavos, baltos, finougrios (húngaros, estonios, fineses), helenos, pueblos neolatinos… Sobre todo los germanos alemanes: millones de soldados murieron en los frentes; millones de civiles ancianos, mujeres, niños, refugiados… fueron asesinados en los devastadores bombardeos anglo-estadounidenses de las indefensas ciudades; millones de soldados y civiles fueron entregados a la muerte por desnutrición o enfermedad en los primeros años de la posguerra. Los crímenes atribuidos a los alemanes (y la ‘estampa’ que desde entonces se nos ofrece del nazismo) no tenían otra intención que ocultar tales masacres a manos de los ejércitos aliados. Desviar la atención. Ocultar la verdad. Ocultar los crímenes propios.
*Hay que rendirle culto al periodo nazi. A su rutilante carrera y a su trágico final. A sus millones de héroes y de mártires. Tal grandeza y sublimidad requieren capillas, santuarios, templos, catedrales… aryas.
*Somos miembros de un pueblo, y debemos responder de ello. Debemos ser lo que somos, simplemente. Nosotros representamos a nuestro pueblo. Somos su imagen. Esta imagen se lleva con orgullo y dignidad. Si nos deshonramos a nosotros mismos, deshonramos a nuestro pueblo. Si deshonras a tu pueblo te deshonras a ti mismo. Una sola cosa tu pueblo y tú. Yo soy mi pueblo, esto debes decir. Que quien te vea, vea a tu pueblo. Dignos representantes del ser arya; esto debemos ser. Aspecto arya. Conducta arya. Clara, limpia, transparente; veraz.

Adagios de la Orden Arya  –la Orden de los nacidos aryas.

*

Saludos, y hasta la próxima

Manu

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