Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

domingo, 23 de noviembre de 2014

117) Sobre las falsas iglesias y los falsos monederos

Sobre las falsas iglesias y los falsos monederos.

Manu Rodríguez. Desde Europa (23/11/14).


*


*Hemos vuelto a ser traicionados. Nuestros pueblos vuelven a carecer de norte, de esperanza, de futuro. Los guías, las luces, los faros, no son tales. Fuegos de Nauplio.
¿Cómo es posible luchar contra la oligarquía internacional sin tocar los fundamentos jurídicos, políticos, y económicos que la legitiman? Esto es lo que parece suceder con algunos movimientos políticos de última hora,  preocupados por cuestiones puntuales que, aún siendo reales (sueldos y privilegios de los políticos y corrupción generalizada, frente a la no menos generalizada pobreza y paro), no afectan a las raíces. El ‘sistema’ queda intacto.
(La corrupción es meramente un síntoma. No dice que nuestro sistema democrático está corrompido y que hay que sanearlo. Nos dice que ya no hay valores ni ideales supra-individuales. Que el beneficio personal o individual va antes que el colectivo o social. Que nuestras sociedades ‘ya’ están desintegradas. Que vivimos en el ‘sálvese quien pueda’ universal. Que se vive al día. Que no hay mañana. Que no hay esperanzas. Que no hay caminos hacia el futuro, que no hay futuro.)
Las falsas iglesias y los falsos monederos abundan; las soluciones desde un principio desencaminadas. No se toca lo esencial. Se diría que trabajan para el sistema.
Los ridículos nombres, y la falta de originalidad: ‘Podemos’ (copiando el slogan de la campaña de Obama), ‘Somos’, ‘Ganemos’… Pero, ¿qué importa eso? Lo que importa es aprovechar, canalizar, explotar el malestar y la miseria social.
Los partidos tradicionales se soliviantan ante la aparición de un nuevo partido. Es la concurrencia, la competencia por los puestos y prebendas que proporcionan a los partidos políticos las instituciones democráticas. Vaticino: Estos nuevos partidos tendrán su techo electoral y se pudrirán ricamente, como todos, en el parlamento.
Se sigue, en estos partidos políticos, sin hacer distinción entre autóctonos y alóctonos; entre nacionales y extranjeros. Los de abajo, al igual que los de arriba, carecen de patria. Desvió, distracción, ocultación de lo real. Puro internacionalismo judeo-bolchevique. Los falsos héroes; los falsos pretendientes. Aquellos que nos conducen al abismo, a la ruina, a la extinción.
Hay algo más que decir. A la vista de las respuestas que los miembros de ‘Podemos’ dan a las preguntas que les incomodan, en los debates televisivos de los últimos meses, podemos decir que éstas se caracterizan por su bajeza y su deshonestidad. Su recurso habitual es la descalificación del oponente. Otras respuestas, al parecer, las traen estudiadas de ‘casa’ –Monedero e Iglesias usan las mismas metáforas o ejemplos. Está claro que éstas no son ni espontaneas, ni originales. Acordaos de lo del café y los gin tonic, que repiten tanto uno como otro, en diferentes intervenciones, cuando a cualquiera de ellos se les pregunta sobre impuestos, por ejemplo. No sé cómo el Gran Wyoming, y programas semejantes, no han hecho ya algún comentario jocoso sobre esto.
Es la masiva incultura histórica y política de nuestra gente la que garantiza el éxito de estos embaucadores. Y ellos lo saben.
*Los trabajadores se encuentran, hoy como ayer, en manos de los que explotan su fuerza de trabajo y los que explotan sus penas y miserias.
Sucedió algo digno de ser tenido en cuenta al filo de la Revolución Rusa: buena parte del capital internacional estaba en manos de judíos,  y la Revolución Rusa estaba liderada por judíos. Pero hay más, hubo una tenebrosa complicidad entre la oligarquía internacional y los revolucionarios  ‘rusos’. Hoy sabemos que aquel grupo criminal (formado mayoritariamente por judíos) que se hizo con el poder en Rusia fue apoyado económicamente desde el principio por banqueros y entidades financieras judías. Es legítimo preguntarse qué interés podría tener el capital judío en apoyar económicamente una revolución comunista. ¿Hubiera recibido apoyo si tal ideología y tal revolución no hubieran tenido  raíces judías?
 Atendamos ahora a estas palabras del líder de ‘Podemos’ en uno de los debates de la ‘La Tuerka’ (2012): “Los comunistas tienen la obligación de ganar,  un comunista que pierde es un mal comunista. Y Lenin no dijo en 1917 ‘comunismo’, dijo ‘paz y pan’. Y eso le sirvió para agregar una cosa enorme en un contexto muy preciso. No es un problema de qué color sean las banderas, no es un problema de diagnóstico, es un problema de agregar fuerzas, de qué discurso eres capaz de construir que en un momento determinado te dices: ‘Yo tengo la fuerza de las mayorías sociales’. Por decirlo si quieres con una metáfora: La izquierda tiene que aprender a vestir el traje de la victoria. Es verdad que para follar hay que desnudarse, pero para ligar hay que vestirse. Y vestirse implica construir discursos y aparatos discursivos que te permitan… (interrumpido  –por  risas y jolgorio en la mesa de debate)”.
Vanas y estultas palabras donde las haya –“por la boca muere el pez”, podríamos añadir. Con todo, queda claro que la mentira es un camino legítimo para alcanzar el poder. A la ‘masa’ se la seduce con el ‘paz y pan’ o con slogans similares (con discursos y aparatos discursivos adecuados al momento), las verdaderas intenciones se ocultan o enmascaran. La realidad, y la finalidad, que se oculta es la “posesión y el dominio” del otro (hacerse con la mayoría social).
Basta una estudiada campaña publicitaria. Es conocida  la atención que aquellos judeo-bolcheviques le concedían a la estrategia y a las tácticas. Todos los medios son legítimos para alcanzar el poder (puede leerse a Lenin o a Trotsky al respecto). Lo importante es no asustar al personal; no espantar a la presa.
Sabido es que el pueblo ruso, cuando finalmente cayó en manos de aquella banda organizada, de aquella organización criminal, de aquellas ‘lumbreras’, no obtuvo ni lo uno ni lo otro; allí no hubo ni paz ni pan, ni tierra ni libertad. La revolución comunista bolchevique fue no sólo un fraude, fue también un infierno.
Las palabras más arriba citadas son algunas de las perlas que este engreído personaje, que este aprendiz de brujo suelta ante sus arrobados seguidores. Es una muestra, entre muchas otras, del lenguaje cínico y pedante de estos asnos presuntuosos doctorados en ciencias políticas; de estos inconscientes instrumentos de la oligarquía internacional que ellos dicen combatir. (Este video del debate, junto con otros del mismo grupo, circula por ‘youtube’.)
En las charlas y discursos habituales de ‘Podemos’ en ningún momento se menciona el terror de masas propugnado por Lenin y secundado por Trotsky y el resto de la camarilla revolucionaria (el noventa por ciento judíos y muchos de ellos ni siquiera rusos). Este terror no se limitó a los primeros años de la revolución, se prolongo al menos hasta la muerte de Stalin –fueron varios decenios. Los muertos se cuentan por millones.
Resulta que aquella ‘intelligentsia’, aquellos ‘cerebros’, no tenían otra estrategia ni otra táctica para la toma y el mantenimiento del poder que la mentira y la violencia; el engaño y el terror sistemáticos. (Para una primera aproximación al ‘terror rojo’, búsquese este concepto en la ‘wikipedia’).
Ya en el 2006, en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, se aprobó una resolución presentada por el diputado sueco Goran Lindblad a favor de una “condena internacional sobre los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios”, aunque con la oposición, significativamente, del Grupo Socialista y el Grupo de Izquierda Unitaria (postcomunistas). Tales crímenes “se justificaron en nombre de la teoría de la lucha de clases y del principio de la dictadura del proletariado”, lo que “hacía legítima la ‘eliminación’ de las categorías de personas consideradas perjudiciales para la construcción de una nueva sociedad, y por tanto enemigas de los regímenes comunistas totalitarios”. (Puede consultarse en: LibertadDigital.es (25-01-2006). Dispongo además de un ‘pdf’ del texto completo de la resolución que el lector interesado puede solicitarme por correo personal.)
Se sigue enarbolando el viejo lenguaje dualista, maniqueísta, que nos viene del marxismo, del socialismo, del comunismo, o del bolchevismo: amos y esclavos, propietarios y asalariados, ricos y pobres…  Ahora se trata de “los de arriba y los de abajo”.  Es una interesada simplificación de la realidad social y, sin duda alguna, el discurso político más criminal de toda nuestra historia. Liderado por judíos desde su aparición (desde Marx) hasta la revolución soviética y más allá.
Los crímenes de esta perversa ideología son cuidadosamente ocultados o disimulados por los mismos judíos que lideran la oligarquía internacional –dueños a su vez de las agencias de prensa y de gran parte de los medios de comunicación en todo el Occidente blanco (hoy tanto más que ayer). Los pueblos de este Occidente blanco apenas si saben algo acerca del Terror Rojo (judío) que recorrió la Unión Soviética durante decenios –las  atrocidades y masacres, los millones de muertos. Para estas poblaciones no existen más crímenes políticos que los atribuidos a los nazis por esos mismos dueños de los medios de comunicación de masas (en virtud de su prensa, su literatura, su cine, sus documentales… su propaganda).
Por cierto, eso de reventar los mítines, las reuniones o las conferencias de los ‘otros’ era la estrategia habitual de los grupos de izquierda en la Europa de entreguerras. Tanto de socialistas como de comunistas. Sembraban incluso el terror, hacían uso de la violencia e iban armados, y no sólo con porras o puños americanos. Para defenderse de estas agresiones Hitler creó las SA (los grupos de ataque), una suerte de servicio de orden que procuraba mantener a distancia a estos ‘reventadores’. Desde su nacimiento hasta la llegada de Hitler al poder fueron asesinados más de doscientos de estos SA, y tuvieron más de cuatro mil heridos, algunos de ellos de gravedad, e irrecuperables. Esa ‘estrategia’ fue también muy usada por las izquierdas españolas durante la República, e igualmente hubo víctimas mortales en los grupos y partidos de la ‘derecha’.
Menciono esto a propósito de un escrache efectuado hace algún tiempo a Rosa Díez (UPyD) en el que participaron actuales miembros de ‘Podemos’.  Estos escraches se han convertido en algo habitual en la cotidiana vida política española. La izquierda ha recuperado esta vieja arma para amedrentar a aquellos que se le oponen. En ‘Podemos’ se elogia abiertamente tanto la violencia callejera como los acosos a los políticos que no son de su gusto. Dicen que son armas legítimas de los ‘oprimidos’.
*El internacionalismo. La internacionalización de la economía, del derecho, de la política: ONU, OTAN, OCDE, FMI, UE… Son estas instituciones el baluarte y la defensa de la oligarquía internacional. Son sus instrumentos de alienación y de dominio; los medios, las armas; sus dispositivos, universales, de represión y de poder.
La democracia universal (los derechos humanos universales, la ONU), el derecho internacional (IJC o TPI), la internacionalización de la economía (el FMI…)… Con estas instituciones la oligarquía internacional interviene mediante amenazas, bloqueos, o invasiones en cualquier país que no satisfaga sus requerimientos políticos, jurídicos, o económicos. Lo estamos viendo cada día desde hace décadas. ¿Cuántos países rotos, divididos, dinamitados… desde finales de la II Guerra Mundial?
Mientras las naciones y los pueblos (y sus instituciones militares, políticas, económicas y jurídicas) sigan subscribiendo los principios de tales organizaciones seguirán careciendo de independencia, de soberanía, y de libertad.
(La internacionalización de un país vale tanto como su desnacionalización.)
¿Qué partido político, en nuestros Estados ‘democráticos’, osa censurar o poner freno al flujo migratorio, por ejemplo? Hay todo un batallón de necios seguidores de estos ideales universales que no dudará en tildar de racista y xenófobo, e incluso de llevar ante la justicia, a quien ponga en duda la supuesta bondad de ese futuro multiétnico y multicultural. La destrucción de nuestras naciones y culturas milenarias es, empero, el futuro que nos espera. Ni más ni menos que nuestra extinción. ¿A quién le debemos este etnocidio planetario? ¿Y qué finalidad tiene tal estado de cosas?
¿Qué partido político que se precie de democrático y pluralista no alberga ya en sus filas, en nuestros Estados democráticos europeos, miembros judíos, asiáticos, africanos, o amerindios?
Esta incongruencia la encontramos incluso en partidos de carácter nacional (los catalanes, por ejemplo). Los nuevos catalanes de origen africano, o asiático. ¿Nadie se sorprende de semejante aberración? ¿Qué tienen que ver estos extranjeros con polémicas que se remontan a nuestra Edad Media? Es un nacionalismo espurio ese que se está pergeñando; un nacionalismo multiétnico y multicultural; una contradicción en sus términos. Es una falsificación histórica. Mienten, explotan a sus seguidores esos líderes nacionalistas. Mas, Junqueras… mendigando votos en la población extranjera   ¿qué estáis haciendo; qué le estáis haciendo a vuestro pueblo?
Hemos visto recientemente a grupos nacionalistas vascos echarse a la calle para acusar de racista y xenófobo al alcalde de Vitoria por decir en voz alta lo que todo el mundo sabe, lo que todo el mundo dice en ‘bocca chiusa’ con respecto a esta masiva inmigración indeseada e indeseable. Ninguno de estos  celosos abertzales movió un solo dedo cuando se le pegaba un tiro en la nuca a un andaluz, a un asturiano, a un gallego, o a un catalán… Es que son antiespañoles, simplemente. Prefieren tener como vecinos a parásitos magrebíes,  subsaharianos, o paquistaníes antes que a trabajadores gallegos o castellanos. No saben lo que hacen. Su pequeña población en unas pocas generaciones se verá desbordada por una población verdaderamente extranjera con la que no cabe parentesco étnico y lingüístico-cultural alguno; con la que no se comparte ni historia, ni lengua, ni cultura, ni nada.
Volviendo sobre el tema de los nuevos grupos de la izquierda reivindicativa               –‘Podemos’ sobre todo. Ateniéndonos a su propio discurso, pudiera parecer que estos son movimientos genuinamente ‘revolucionarios’, que anuncian un cambio y van contra el sistema y todo lo demás. Pero lo cierto es que estos grupos cumplen todos los requisitos requeridos por el sistema (son, podríamos decir, el producto más acabado de su propaganda): son anti-nazis o anti-fascistas, son multiculturalistas, son pro-abortistas, son partidarios de la emigración y de la integración y legalización  de los extranjeros, de su derecho al voto y a la ciudadanía, les repugna el nacionalismo o el patriotismo, son anti-racistas, son anti-militaristas, son pacifistas, aunque, paradójicamente, belicistas contra las corrientes nacionalistas e identitarias más puras…  En resumidas cuentas, son ‘progresistas’ y de izquierdas: promueven todas las fuerzas de disolución requeridas por el sistema para implantar su particular globalización en las naciones, para dar el golpe de gracia a nuestras naciones; cumplen a la perfección el programa de destrucción de nuestras milenarias culturas y sociedades; son adalides de lo ‘políticamente correcto’ impuesto por el ‘sistema’. Son, indiscutiblemente, fuerzas necesarias, indispensables, de la oligarquía internacional.
Es la oligarquía internacional la que ha creado, integrado, e instrumentalizado a todas esas fuerzas ‘progresistas’ (en los últimos doscientos años y, particularmente, desde finales de la II Guerra Mundial). Señores de ‘Podemos’, es esa oligarquía la que cuenta con la ‘mayoría social’. Vosotros no sois más que ciegos instrumentos en sus manos; obra suya. Es esa oligarquía la que verdaderamente sabe algo acerca del ‘joder’ y del ligar (del vestirse, del enmascarar, del disfrazarse); la única que puede dar lecciones de tácticas y estrategias de dominio. Es esa oligarquía la que nos está ‘jodiendo’ a todos desde hace ya demasiado tiempo. Despertad.
La civilización, global, que se está construyendo –transnacional, transétnica, transcultural…– es la requerida por esta oligarquía universal: Estados abiertos, plurales, democráticos, multiétnicos, multiculturales… sin impedimentos políticos o jurídicos para el tráfico de mano de obra y capital. Los flujos migratorios esta empobreciendo a la clase obrera y a la clase media (autóctonas, nacionales), devaluando la mano de obra. Esta calculada crisis económica deja indemne a la oligarquía económica, claro está. El paro aumentará, el trabajo seguirá devaluándose (los salarios). La finalidad es una masa salarial universal desarraigada, empobrecida, y en manos de los dueños de las riquezas y los medios de producción (banca, industria, comercio…), y de los oportunistas líderes políticos de ‘izquierda’. De nuevo, la ‘tenebrosa complicidad’ de los explotadores.
El mal radica en la subordinación de nuestros Estados nacionales a principios universales que los trascienden. No hay otra salida, no hay otro camino de liberación que la disolución de todas estas instituciones y organizaciones económicas, jurídicas, militares, políticas… internacionales (en manos del capital internacional).
La oligarquía internacional es la enemiga mortal de los Estrados nacionales y autónomos, pero también a la inversa. Sólo los Estados nacionales y autónomos, firmemente asentados, pueden hacerle frente a esa oligarquía internacional.
Retorno, pues, a lo nacional, a lo étnico. Nacionalización de la economía, de la política, del derecho, del ejército... Naciones (poblaciones) y fronteras étnicas bien definidas. Acuerdos entre pueblos  autónomos, independientes, soberanos, libres.
Una salida, para los europeos, es la creación de una suerte de Liga de Naciones Arias Europeas, un Movimiento Identitario Europeo. Un Movimiento con representación en cada una de nuestras naciones. Una nación arya que incluya a todas las naciones de Europa.
Las revoluciones étnicas. Las que están por venir. Las naciones étnicas. Las alianzas étnicas –en el futuro.
*Vincent Reynouard en “Julius Streicher à Nuremberg ou à la source de l´imposture antiraciste”, en su prólogo: “Esta obra se dirige a todos aquellos que creen poder oponerse al mundialismo (globalismo) sin fundar su combate en el revisionismo histórico”.
El revisionismo histórico es algo que importa a todos los nacidos aryas ya se encuentren en Europa o en la Magna Europa. El revisionismo histórico que nos afecta es el correspondiente a la primera mitad del siglo pasado (I Guerra Mundial, Revolución Soviética, II Guerra Mundial).
La política internacional, así como las normativas internacionales (económicas, jurídicas, militares…) que hoy nos dominan, tienen su fundamentación en la interpretación, indiscutiblemente judía, de todo ese período histórico. El uso judío de esa interpretación. Decimos interpretación, pero se trata en verdad de difamaciones, calumnias, mentiras, perjurios, falsos testimonios…
La mentira del holocausto ha proporcionado, proporciona, y proporcionará sendos dividendos al enemigo de los pueblos. Ha sido, con diferencia, su mejor negocio. Ganancias y beneficios por doquier.  
Los pueblos blancos estamos sufriendo las consecuencias de la derrota de Hitler y del nacionalismo étnico.
Somos víctimas de una sistemática, sostenida e intensa propaganda que tiene por finalidad convertir a nuestros países en fáciles presas de la ambición de dominio del judaísmo internacional. Una campaña de desarme moral –básicamente antinacionalista.
La internacionalización de la economía, de la política (la ideología demo-liberal), del derecho… Todo ello obedece a las necesidades del capitalismo mundial liderado por judíos. Para estos son un obstáculo los Estados o naciones autónomas, libres, independientes, soberanas… y tanto más las naciones étnicas o raciales.
Este judaísmo internacional requiere libertad sin restricciones para operar económica o políticamente aquí o allá, en cualquier rincón del planeta. Toda barrera nacionalista o identitaria será, pues, tenazmente combatida hasta su extinción. Se requieren Estados abiertos, democráticos, plurales… Se requiere de la multiplicidad y el caos.
Hay que tener claro que los Estados multiétnicos y multiculturales no se eligen, sino que se nos imponen. Que estamos obligados a ser Estados democráticos y plurales.
Vemos cómo poco a poco desaparecen aquí y allá las señas de identidad autóctonas y ancestrales, siendo sustituidas por ideologías universales (transnacionales, transétnicas, transculturales…) pacifistas y democráticas. Es la estrategia seguida para la ‘neutralización’ de los pueblos, de las naciones  étnicas; para su derrota y  postración. Pueblos amordazados, enmudecidos; desarmados, maniatados; detenidos, paralizados… neutralizados. Impotentes.
*Vivimos en la época de la derrota y el descredito de los nacionalismos étnicos. Y lo que más nos importa, en la derrota, el descredito, y la deslegitimación del nacionalismo étnico arya (desde los juicios de Núremberg).
La sistemática y masiva propaganda judeo-pauloviana que padecemos (desde los poderosos medios de comunicación de masas, en manos de judíos) es la que provoca “la animadversión, el odio, y la repulsión” que se suscita entre nuestra gente ante la aparición de términos como ‘nazi’, ‘nazismo’, ‘nacionalsocialismo’, ‘Estado étnico’, ‘nacionalismo’, ‘patria’… La ‘reacción’ de rechazo de nuestra gente ante la mera audición de estos términos. Se asocia el estímulo con imágenes o experiencias negativas. Reflejos condicionados. Prejuicios inducidos.
*La perniciosa influencia de los judíos en nuestra historia (la historia de los pueblos aryas europeos) comienza con la cristianización y prosigue con la masonería, la revolución francesa, el marxismo, el comunismo, la lucha de clases, la revolución judeo-bolchevique… 
En los dos últimos siglos (desde su ‘emancipación’) han conseguido cambiar por completo la faz de nuestros pueblos y naciones, han acomodado nuestras sociedades a sus necesidades y deseos, y han eliminado todo aquello que pudiera amenazar sus planes y proyectos de dominio.
Sólo el movimiento nacionalsocialista étnico creado por Hitler tuvo el valor de enfrentarse cara a cara con este milenario enemigo.
*
Para terminar, quisiera dirigirme a aquellos que se ensañan contra nosotros, nacionalistas europeos. Diré algunas palabras sobre el nacionalsocialismo étnico. Para nosotros, nacionalsocialistas étnicos (o ‘nazis’, si se prefiere), la palabra ‘socialismo’ no afecta únicamente a los bienes o a los medios de producción. No somos, pues, materialistas. Tenemos valores e ideales que trascienden lo meramente económico. Tampoco subscribimos, como es obvio, aquello de Marx de que el proletariado carece de patria. Porque nosotros no hablamos de la clase obrera en particular, o en exclusiva, sino del pueblo en su conjunto, de la totalidad de la masa social (de la muy estratificada masa social).
Nuestro socialismo tiene que ver con la sociedad desde un punto de vista étnico y cultural. Hablamos, por ello, de un socialismo étnico o nacional; de pueblos vinculados por nexos étnicos y lingüístico-culturales ancestrales. Tiene que ver con nuestra historia común, colectiva, que implica  una identidad social, un  alma social que hunde sus raíces en el pasado milenario y que queremos preservar y prolongar hacia el futuro.
Mirad bien lo que hacéis, atacándonos a nosotros, a vosotros mismos os atacáis. Coadyuváis a nuestra destrucción que, a la postre,  será también la vuestra.  
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P.S.: Hoy me entero por los informativos que el gobierno de Netanyahu acaba de nombrar al Estado de Israel “Estado Nacional del Pueblo Judío”. He aquí un Estado étnico. Lo que los judíos le negaron a Alemania en el siglo pasado, lo que le niegan a cualquier pueblo. Parece que la categoría o status de Estado o Nación étnica se la reservan los judíos para ellos solos. No es que ese Estado étnico tenga su nacimiento hoy (23/11/14). Llevan actuando como tal desde su nacimiento entre 1947 (reconocimiento de la ONU) y 1948 (declaración de Estado independiente).
Ha de saberse que la comunidad judía internacional le declaró la guerra (económica) a Alemania apenas Hitler llegó al poder; que no descansó hasta conseguir que Inglaterra y Francia primero y posteriormente EEUU entraran en guerra contra Alemania. Que uno de sus slogans en los medios de comunicación occidentales (de su propiedad) fue lo intolerable de un Estado étnico –que no permitía que ningún extranjero (ningún no alemán) tuviera el menor acceso a los órganos del gobierno o que pudiera ejercer alguna influencia en la población mediante los medios de comunicación o la economía. Los judíos no toleraron que se les privara del poder económico, político o cultural que tenían en Alemania. Aquella pérdida de preeminencia y poder, de aquel esplendido ‘negocio’, les enfureció.
Ruego al amado lector que investigue los orígenes de la II Guerra Mundial. Que no se fie de la historia oficial (Hitler quiso conquistar Europa, los nazis persiguieron a muerte a los judíos, murieron no sé cuantos millones de judíos en los campos de concentración…), esa que nos cuentan en prensa, libros, cine, y documentales. No citaré otros autores que Max Weber y su IHR (Institute for Historical Research), éste les llevará a otros. Busquen a los historiadores e investigadores revisionistas franceses, alemanes, italianos, o estadounidenses; busquen a esos amantes de la verdad. Investiguen también los orígenes de la Revolución Rusa y el papel preponderante de los judíos en ella. No pierdan de vista la influencia judía en la I Guerra Mundial y lo que sacaron de ella (la declaración Balfour en virtud de la cual obtuvieron las tierras de Palestina a cambio del apoyo económico a Inglaterra y la promesa de entrada de EEUU en la Guerra). Queridos hermanos aryas, andad con cuidado y no os dejéis engañar. Nos va en ello el futuro, nos va en ello la vida.
Se nos ha mentido demasiado tiempo al respecto. Toda la historia que se nos cuenta de estos episodios históricos, que tanto tienen que ver con la actualidad, con la ideología prevalente, con lo ‘políticamente correcto’ en nuestros Estados Occidentales, está diseñada fundamentalmente por intelectuales judíos. Y han conseguido que la opinión pública tenga el nacionalsocialismo como símbolo del mal.   
Que aquella farsa de los juicios de Núremberg siguiera adelante pese a la oposición de innumerables y eminentes militares y juristas de las naciones aliadas (excepto la URSS) puso de manifiesto no sólo contra quién y contra qué se combatía verdaderamente sino también para quién se había hecho realmente la guerra, quiénes fueron los exclusivos vencedores… quién era verdaderamente el amo.
A la vista de la ruina racial y espiritual de las actuales naciones blancas podemos inferir quienes fueron realmente los derrotados.
Los judíos tienen mucho que perder conforme la verdad de estos hitos históricos vaya llegando a la opinión pública de los pueblos occidentales. Es por ello que despliegan todo su poder para impedirlo mediante leyes contra el nazismo, o contra cualquier crítica al papel judío –que conceptúan como anti-semitismo. Han conseguido que tales leyes represivas penetren en nuestros Códigos penales. Hoy por hoy los judíos están blindados. Y los revisionistas están perseguidos. ¿Hasta cuándo durará esta impostura? ¿Hasta cuándo soportaremos?
Un pueblo que mientras difunde el internacionalismo y el universalismo más allá de sus fronteras (es lo que predica e impone en los países Occidentales blancos, sobre todo), mientras elogia en EEUU o en Europa la bondad de los Estados multiétnicos y multiculturales, mantiene su Estado inaccesible a cualquier injerencia interna o externa (económica, política, o cultural) que no sea estrictamente judía. Justo lo que quiso hacer Hitler con su amada Alemania. Los judíos, movidos por la envidia y el rencor, frustraron aquel sueño de Hitler. Y todos los pueblos blancos occidentales estamos padeciendo  las consecuencias de su derrota. Su derrota fue nuestra derrota. Que la que fuera su lucha, sea también nuestra lucha.
*
Hasta la próxima,

Manu

lunes, 17 de noviembre de 2014

116) Correo dedicado a todos aquellos...

Correo dedicado a todos aquellos aryas que, a lo largo del camino (de su llegar a ser lo que son), alguna que otra vez se desaniman (a todos nosotros, vale decir). Escrito en respuesta a un amigo, y bajo el signo de Atenea Promachos, de Apolo arquero, de Indra, de Thor…

Manu Rodríguez. Desde Europa (15/11/14)


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*Amado lector, las quejas  y lamentaciones que encontrarás en este breve texto no van dirigidas a Zeus. Se apela a la dignidad, al honor, y al amor propio de los aryas europeos. No espera, pues, risas y chanzas, sino ira y furor guerrero; tempestades.
*Estimado amigo, me dices que abandonas de momento la lucha, esto me llena de sorpresa y preocupación.
Contempla a todos esos minúsculos grupos identitarios europeos en Suecia, en Dinamarca, en Alemania, en Francia… que tienen el valor de dar la cara, de responder a la llamada de su pueblo arrostrando el peligro –los insultos, la incomprensión de los suyos, la persecución, la prisión…
Los que advierten del peligro que corre la ‘tribu’ de desaparecer; aquellos que deberían ser considerados como la porción sagrada de la comunidad, el nexo con lo más alto; los apegados a los Padres, a los ancestros, a la madre patria… acosados, insultados, perseguidos, condenados; prohibidos, deslegitimados, proscritos. Precisamente las excepciones, los puros, la flor de la aryanidad. Los que tienen oídos, los que presienten, los que se adelantan, los precavidos… los ‘prometeos’. Las semillas de futuro, de un futuro otro, de un futuro digno; de un futuro nuestro.
Según la voz de la mass media (la voz de la sociedad del masivo desarraigo –de esta sociedad desalmada en la que vivimos) el nazismo, el nacionalsocialismo étnico, es el mal. Hablo de la ubicua, de la omnipresente, de la multiforme e incesante propaganda del enemigo. Desde incluso antes de la ascensión de Hitler al poder. Se usa  la mentira, la difamación, la calumnia, el perjurio, el falso testimonio… Se nos convierte en la imagen odiosa en esta sociedad deforme –con lo cual se nos honra y dignifica, dicho sea de paso (pues confirma que nosotros no tenemos nada que ver con este falso, cruel y absurdo mundo que nos han construido (con esta ‘Matrix’); que estamos fuera; que hemos salido; que hay otras ‘salidas’ que no son las suyas –las que ellos nos proporcionan (la nueva Sión)).
(¿Qué individuos, en esta sociedad del desarraigo universal, podrán encontrar el camino de sus respectivos pueblos? ¿Qué individuos se preguntarán siquiera acerca de su identidad étnica y cultural?  Esta sociedad cierra esas puertas, tapona esos caminos… los hace desaparecer.)
Esta calculada e insidiosa propaganda (esta ingeniería social) que padecemos desde hace decenios ha logrado sus objetivos, ha conseguido que seamos odiados, despreciados, denostados, ridiculizados, señalados…  acusados por los nuestros. Que nos odiemos a nosotros mismos, en suma –que odiemos nuestro genio, nuestra historia, nuestras raíces; nuestro ser étnico y cultural (biosimbólico). Este proceso aboca a la auto-destrucción. Es un suicidio étnico inducido.
Hay que tener valor hoy día para incorporarse, para darle cuerpo y semblante y voz al nacionalismo étnico arya; para reivindicar nuestro ser arya. Con toda esta corriente hostil en contra. Pero nos hemos atrevido. Hemos sido capaces de  atravesar las barreras morales, políticas, sociales, o jurídicas que nos ponía el enemigo. Y con ello hemos renacido. No cabe duda que hoy nuestro nacionalismo es más puro, más sabio, más fuerte, más aquilatado,  más seguro.
Obviando los motivos que aduces acerca de tu abandono, me pregunto si no será el desánimo. Los comienzos de Hitler y los suyos fueron también extremadamente duros y desalentadores. Apenas seguidores, apenas nadie les prestaba atención. Debo reconocer que nuestros tiempos tienen otras características (nuestra absurda ‘sociedad de consumo’). Fíjate, por ejemplo, en la cantidad de estúpidas ocurrencias que en pocas semanas alcanzan miles o incluso millones de seguidores en las ‘redes sociales’. (¿Puedes imaginarte a Goebbels en la conquista (ideológica) del Berlín actual; qué estrategias usaría?). El grado de alienación y desposesión espiritual de nuestros pueblos es tan grande… Tan grande y tan inmenso como nuestro cometido,  como nuestro quehacer.
Se necesita sangre arya que fluya hacia Europa; hacia la ‘Metrópolis’. Sangre arya que venga de las colonias. Brigadas internacionales aryas en defensa de su tierra sagrada. Ahora es la batalla de Europa. Y esta batalla no la podemos perder. Europa es la tierra sagrada milenaria de los aryas todos: de los romanos (neolatinos), de los celtas, de los germanos, de los baltos, de los eslavos…
Si has pasado por Londres habrás visto con tus propios ojos el caos, el horror multiétnico y multicultural… la ‘sustitución’ en marcha de la milenaria población autóctona arya. Habrás tenido noticia también de las violaciones de niñas y adolescentes británicas por ‘mafias’ de paquistaníes y africanos (más de 1500 casos en los últimos años), bajo el silencio de las autoridades competentes (temerosas de ser acusadas de ‘racismo’). Estos insultantes sucesos tendrían que haber provocado un grito, un clamor… un explosivo alzamiento de todos los nacidos aryas (en Europa, al menos); una respuesta adecuada a la ofensa. Pero nada. Ni indignación, ni ira. Ninguna respuesta colectiva; ninguna revuelta de indígenas. Apenas si queda, entre los nuestros,  algo de honor, orgullo, amor propio, o dignidad; algo del antiguo fuego.
Inglaterra (por no hablar de otras naciones europeas) es no sólo una muestra bien patente de lo que nos espera en cuanto a humillaciones y vejaciones; es testimonio también de nuestra ajenidad, de nuestra indiferencia; de nuestro individualismo, de nuestro narcisismo. De nuestra insolidaridad étnica. De la devaluación de toda palabra dada, de todo compromiso. De nuestra despreciable alma social (la de las masas de apátridas). De nuestra ignominia. De nuestro mal.
Ignórate a ti mismo y entrégate a tu pueblo, podríamos decir. Ocúpate, cuida, lucha por tu pueblo. No conozco otra medicina para nuestro mal.
Es preciso seguir luchando por la futura nación arya. La nación arya necesita voces, heraldos, mensajeros… guerreros de la palabra. Nuestros hombres y mujeres siguen viviendo en las nubes en lo que respecta a su condición y a su situación –a su origen, a su ser, a su futuro (cada día más incierto). Despertar de su sueño a la bella Europa, ésta es nuestra labor y meta. Que torne en sí; que recupere la conciencia y la memoria; que se recupere, que vuelva a ser. Si esto consiguiéramos, tendríamos más de media guerra ganada. Cuando Europa responda.
Algún día llegará nuestra hora, y se buscará nuestra palabra. El nuestro es un discurso religioso (religante, vinculante, simbólico) y espiritual étnico. Es una nueva fe para nuestros pueblos. Sólo para nuestros oídos. Es otra cosa que lo político, o lo económico… Nosotros hemos recuperado al dios autóctono; nuestro ser, nuestra luz, nuestra identidad, nuestra verdad; nuestra libertad.
La hermandad arya llegará; la nación arya. Y tendremos una sola fe, una sola causa, un solo destino. Hasta entonces no podemos sino perseverar, insistir, repetir nuestra palabra, nuestro alegre mensaje. De manera incansable, inaccesibles al desánimo y al desaliento. Con la mirada puesta en nuestro brillante y hermoso futuro.
*El nacionalismo étnico es exportable. No el arya, claro está. La idea es simple, sencilla, y poderosa. Podrían adoptarlo los chinos, los japoneses… todos los pueblos que se hayan mantenido puros, al menos étnicamente, ya que culturalmente la mayoría de los pueblos del planeta estamos contaminados. Las áreas de dominio del budismo, del hinduismo, del cristianismo, del islamismo… sobre los pueblos más diversos. Pueblos cristianizados, islamizados… bolchevizados, democratizados…
Cientos de pueblos espiritualmente exiliados; lejos de casa, lejos de los suyos. Adorando dioses o principios extranjeros. Deshacerse de todos esos discursos universalistas o internacionalistas, religiosos o políticos; recuperar el ser propio y ancestral; el nexo con los antepasados. Esto es el nacionalismo étnico. La liberación colectiva –no individual o personal. Quedan por venir las revoluciones nacionalistas étnicas.
*El nazismo (el nacionalismo étnico) tenía que ser destruido: chocaba (y choca) contra todos los poderes políticos, económicos, religiosos… (contra todo el viejo orden/mundo judeo-mesiánico), como acertadamente observó Saint-Loup en la segunda de sus ‘Quotations’; era la única ‘revolución’ (o cambio) verdaderamente radical, como incluso llegó a reconocer Marcuse, un judío. Fue una suerte de mutación espiritual, simbólica; un acontecimiento en los cielos. Estábamos ante un verdadero nuevo orden/mundo. Era una nueva oportunidad (un puerto, un paso, un camino nuevo que se abre), todo un nuevo inicio (Heidegger); una nueva aurora para nuestros pueblos. Un nuevo día, un nuevo futuro. Deslumbrante, resplandeciente, cegador. Su mera existencia hacía palidecer de envidia y rencor a sus oponentes; su belleza, su luz, su esplendor ofendían a los tenebrosos, a los opacos, a los sombríos… a los ‘malos’ (aquellos que buscan nuestro mal); su marcha triunfal, sus hercúleas victorias –la recuperación de Alemania en tan breve tiempo–, aterraban al enemigo. Aquella primera nación arya, aquella gloriosa experiencia, aquella sublime singularidad tenía que ser destruida, reducida a cenizas mediante aquellas bombas, aquellas luciferinas armas, aquel fósforo tenebroso, mortífero, letal. Esto fue lo que sucedió.
El alcance y la profundidad del ‘movimiento’ relumbran, empero, en sus ardientes y heroicos rescoldos  –su “interna verdad y grandeza”; su imperecedera luz.
El nacionalismo arya ha sido probado, templado, acrisolado. Ha sobrevivido a los más aniquiladores ataques –en la tierra y en el cielo; ha vencido a la muerte; ha vencido.
La lealtad, la fidelidad, la bravura, el honor, la nobleza; el culto a la verdad, a la claridad, a la luz. La excelencia arya. El camino arya. Nosotros no aspiramos al superhombre; nos basta con nuestro ser arya.
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Saludos, y hasta la próxima

Manu