Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 21 de enero de 2014

104) Sobre partidos políticos identitarios


Sobre partidos políticos identitarios. Respuesta a un comentario.
 

Manu Rodríguez. Desde Europa (21/01/14).


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Querido amigo (anónimo), tienes razón en lo que concierne a que la mayoría de los partidos identitarios, nacionalistas, o europeístas tienen un componente cristiano importante. Éste es el problema. Son medio identitarios. Híbridos, pequeños monstruos ideológicos. Pienso que los militantes de estos partidos no tienen ni idea de lo que es ser plenamente identitario. La identidad ‘cristiana’ de los europeos es una identidad prestada, ajena, extraña, alienante… Nos priva del espíritu arya o indoeuropeo, que es donde descansa nuestra verdadera identidad cultural o espiritual. Digamos que siguen trabajando para el otro (la tradición judía), y un otro que es, en buena medida, el causante de nuestras desdichas.
Ya Pierre Vial, desde Tierra y Pueblo, denunció las complicidades y acuerdos de todos los partidos nacionalistas y de ‘derecha’ europeos con el poder judío (el sionismo) y con Israel.
Dicho sea de paso, tengo entendido que el compañero sentimental de Marine Le Pen, la actual líder del Frente Nacional francés, es judío. ¿Es esto cierto? Si tal es el caso, ¿qué papel piensas que jugará ese judío en la ‘cabeza’ (en la dirección, en el camino, en los compromisos) del partido?
No nos preocupemos por ahora del voto, pues votes a quien votes es un servidor de nuestro(s) enemigo(s) –las ‘izquierdas’, herederas de Marx; las ‘derechas’, herederas de Cristo. Nunca  llevarán a cabo la política que los identitarios queremos, y la que necesita Europa (y el resto de las naciones blancas repartidas por el mundo –la Magna Europa, podemos decir). Nada podemos esperar de ellos.
Personalmente opino que en estos momentos más que crear partidos políticos identitarios habría que crear un ‘movimiento’ étnico y cultural identitario que comprendiera a todo el ámbito europeo. Tal movimiento identitario ha de hundir sus raíces en la única experiencia política arya a gran escala que hemos experimentado, me refiero, como no, a la experiencia arya germana del siglo pasado, que tan mal final tuvo. Aquella sublime (y trágica) experiencia fue, para mí, el nacimiento de la ‘nación arya’. Ahora nuestro nacionalismo (nuestro ‘nazismo’) ha de ser europeo y tender lazos con todos los pueblos blancos (aryas) europeos. Este movimiento debe tener en cuenta las diversas tradiciones lingüístico-culturales.
Para poder alcanzar esta liga de pueblos aryas se necesita primero crear la federación o liga de los pueblos germanos, la de los celtas (que ya existe), la de los baltos, la de los eslavos, y la de los pueblos romanos, o del sur –sin olvidarnos de los griegos. Es decir, agrupar, reunir los diversos legados aryas o indoeuropeos que tuvieron su nacimiento hace miles de años y que aún subsisten, aunque débilmente y distorsionados, en la memoria de los pueblos blancos de Europa (y de la Magna Europa).
Los pequeños nacionalismos hasta ahora existentes (las naciones-estado) deben ser superados, dejados atrás. Estos nacionalismos no sólo dividen y enfrentan a las naciones (los separatismos en las distintas naciones europeas –que  nosotros mismos padecemos), sino a los grupos etno-lingüísticos (los eslavos –el conflicto entre Ucrania y Rusia). Ésta última discordia es la herencia dejada por el período judeo-bolchevique, que dominó durante decenios a todos los pueblos eslavos, y por el papel tiránico que Rusia desempeñó en esa triste historia (no es el momento ahora de hablar acerca del papel que desde sus comienzos tuvieron los judíos en tal ‘revolución’).
Lo primero es, pues, un movimiento cultural o espiritual identitario que ahonde en las genuinas raíces aryas o indoeuropeas de los pueblos de Europa. Este movimiento étnico y espiritual (cuerpo y alma) es el que, en su momento, dará lugar a partidos políticos genuinamente aryas. Esto es, que tanto sus componentes como su ideología serán aryas. La vista la tenemos que tener puesta en una nación arya europea. La palabra ‘nazi’ debe revertir ahora en este nacionalismo del que hablo. Un nacionalismo no meramente étnico o ‘blanco’, sino indoeuropeo (cultural) también (de cuerpo y de alma, vuelvo a decir).
La labor de este ‘movimiento’ ha de ser, en un principio, eminentemente cultural, ha de difundir entre nuestra gente las genuinas raíces indoeuropea de nuestros pueblos. Ha de recordar a su pueblo quienes son, de donde vienen, quienes son sus verdaderos ancestros, cual es su verdadera tierra sagrada…
Sólo en este caldo de cultivo podrán surgir partidos o movimientos políticos que velen por los intereses de los pueblos blancos europeos. Intereses no sólo económicos o militares, digo, sino étnicos y culturales. El objetivo primordial es, pues, recuperar la identidad arya o indoeuropea a nivel masivo –superar la masa crítica.
Dadas las noticias que nos traen los medios de comunicación en estos días (los airados movimientos sociales de protesta –por cualquier excusa), no podemos estar más lejos de esta proposición. Lo que menos preocupa a los blancos europeos en estos momentos es precisamente su identidad étnica y cultural. Es el resultado de los siglos de dominio ideológico extranjero (religioso y político), que aún siguen desviándonos de nosotros mismos, ocultándonos nuestro camino y nuestro ser, y destruyéndonos étnica y culturalmente. Demasiado tiempo lejos de nuestro hogar espiritual, lejos de nosotros mismos.
Éste es el reto que tenemos los identitarios europeos. Recuperar a nuestros pueblos, volverlos a sí mismos; que se recuperen, que despierten de los siglos de alienación; despertar su conciencia y su memoria. Un retorno de lo ancestral y propio. Provocar el renacimiento espiritual de nuestros pueblos. Conseguido esto, lo demás vendrá por sí mismo.

Un saludo, y hasta la próxima
Manu

1 comentario:

  1. Muchas gracias por responder a mi inquietud y por resolverla. Siento haberla plasmado en la anterior entrada, no ha sido por falta de interés acerca de ella, más bien todo lo contrario; pues es la herencia biosimbólica la llave para la creación del movimiento étnico y espiritual Europeo del que tan acertadamente hablas. Así centrándonos en ello se podrá alcanzar esa masa crítica que nos traerá todo lo demás.
    Un saludo.

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