Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 14 de diciembre de 2010

59) Acerca de la Europa Gentil

Acerca de la Europa Gentil.

Manu Rodríguez. Desde Europa (13/12/10).


*


*No sé qué cosa decir que no haya dicho ya en todo lo que llevo escrito en estos últimos años y que se puede encontrar en las páginas facebook de mi nombre (que recoge artículos publicados en el blog ‘larespuestadeeuropa’ desde hace 3 años) y en ‘desdeeuropa’ (que recoge textos escritos desde 1978 hasta 2005 agrupados bajo el título ‘Desde Europa’, y que recién ahora estoy publicando).
Yo reivindico la Europa autóctona y ancestral, la Europa no cristiana, o no musulmana, esto es la Europa Gentil, o la Europa pagana, si gustáis. En ‘Desde Europa’ (texto que me podéis solicitar por correo electrónico) procuraba llamar la atención acerca de nuestra lamentable aculturación y enculturación; acerca de la pérdida o deformación de nuestras tradiciones culturales todas (griegas, romanas, germanas, celtas…). Es realmente indignante y humillante este suceso en nuestras respectivas historias. Es algo que pesa, o debería pesar, sobre la conciencia y la memoria de todos los europeos.
Ningún pueblo que se valore a sí mismo debe consentir tales alienaciones culturales, ser privados de su propia cultura, o ver menoscabados e insultados a su propia gente y a sus propios antepasados. Cosa todas que ocurrieron cuando la cristianización. Quien quiera verificar esto que digo puede consultar los textos cristianos de sus primeros siglos de dominio; ahí pueden advertir el despreciable comportamiento que tuvieron, sin complejo ni pudor, con las poblaciones autóctonas europeas. Aconsejo la obra de Karlheinz Deschner, “Historia criminal del cristianismo”.
Por supuesto que no se trata de remozar ceremonias y demás; se trata de una recuperación puramente espiritual e intelectual (en nuestras mentes y en nuestros corazones). Es importante ser actuales y no perder de vista el momento social, científico, artístico, político… cultural en amplio sentido que hemos alcanzado, y que hemos alcanzado no gracias, sino a pesar de la alienación cristiana. No debemos olvidar a los pensadores ilustrados y su influencia sobre la Revolución americana y la francesa, que formaron las bases jurídicas y políticas de la Europa contemporánea; justamente se trataba de luchar contra la ideología judeo-cristiana y su influencia en las formas de gobierno, concepción del mundo, educación y demás.
Hablar de la Europa gentil es hablar no sólo de nuestros antepasados pre-cristianos griegos, romanos, germanos o celtas, sino de todos aquellos europeos que desde el Renacimiento (y desde antes, en el breve período de la cultura trovadoresca) han ido recuperando las instituciones jurídicas, políticas, científicas o artísticas pre-cristianas, a despecho de la censura, de la inquisición, y de la persecución a que fueron sometidos por las autoridades religiosas de las sectas cristianas, aquí y allá, en tanto éstas tuvieron poder. Hablar de la Europa gentil es no sólo hablar de los hombres y mujeres del Renacimiento o de la Ilustración, es hablar de Darwin, pongamos por caso, y de todos aquellos que en los últimos doscientos años, y desde el arte y el pensamiento, han transformado nuestra realidad social, política, científica y demás, oponiéndose a la tiranía ideológica extranjera (pues no otra cosa es la tradición judeo-cristiana en nuestras tierras), que aún hoy siguen manteniendo su discurso de amor y de paz; no sé como tienen vergüenza de hablar después de su criminal historia.
Bien, ya perdimos una vez el nexo con nuestros antepasados, o lo que es lo mismo, con nosotros mismos; con nuestro espíritu, con nuestro genio, con nuestro ser. Trabajo nos costó recuperarlo desde el Renacimiento, como digo. Sin embargo, en los momentos presentes, de nuevo nuestra cultura corre el peligro de desaparecer. La historia se repite. Me refiero, cómo no, a la invasión en toda regla que estamos padeciendo desde hace unos treinta años por millones y millones de musulmanes asiáticos y africanos que se asientan en nuestras tierras, población que aumenta peligrosamente cada día. Los resultados de esta invasión son aún peores que aquella primera (cuando la cristianización), pues al aspecto ideológico se suma el demográfico. En esta ocasión no sólo perderemos nuestra cultura (la antigua y la nueva), esta vez perderemos también la tierra. Sobre esto me extiendo en el blog ‘larespuestadeeuropa’ y en el facebook de mi nombre (el mismo contenido, los mismos artículos).
Hay que decir que el islam es tanto peor que el cristianismo, no ha tenido a lo largo de sus siglos de dominio el freno de pueblos amantes de la verdad y de la libertad, cosa que nos honra a los europeos (entre otros pueblos), y que fueron claves para nuestra liberación del dominio espiritual cristiano. Estos pueblos dominados por el islam no han conocido ningún Renacimiento de sus antiguas culturas pre-islámicas (Egipto, Irán…), ni por supuesto ninguna Ilustración. Lo lamento por ellos. La ideología islámica no ha variado ni un ápice desde la Alta Edad media que fue creada; su discurso (y su poder de alienación), pues, está intacto y vivo para los pueblos que lo padecen, pero para nosotros, los europeos, no puede resultar más que absurdo, terrorífico, y anacrónico.
Esto les digo a los europeos y a todos aquellos pueblos que han padecido la alienación cristiana y que se enfrentan en estos días al empuje del islam. ¿Cómo invocar para repeler la agresión cultural y territorial que estamos padeciendo por causa de los musulmanes una ideología semejante a la que estos sostienen (teocrática, totalitaria, sacerdotal) y que además fue la causante de nuestra primera alienación? ¿Cómo hablar de la Europa cristiana? ¿Cómo pretender que sea, precisamente la ideología cristiana, tan afín a la musulmana, la que nos saque de este atolladero? ¿Cómo invocar a aquellos que ya nos sometieron; que ya destruyeron nuestras culturas y que durante más de mil años sostuvieron un régimen de terror, represión, persecución y muerte contra todo lo no-cristiano?
Se invoca a fantasmas medievales, a querellas demenciales y asesinas que no tienen otra finalidad que la de prolongar la vida de estos medio cadáveres que son el cristianismo y el islamismo.
Así pues, contra el islam y con todas nuestras fuerzas, sí, pero desde Europa, desde la Europa europea, desde la Europa gentil.
*
Para terminar, sabido es que nuestros antepasados celebraban estas fechas que van desde los últimos días del año (desde la entrada del solsticio de invierno) hasta los primeros días del año entrante; sabido es también que los cristianos se adueñaron de estas festividades y las cristianizaron.
Los europeos gentiles tenemos que recuperar estas fiestas. El árbol es un buen símbolo, y para todos los pueblos. Podemos tener al árbol como alegoría de cada pueblo, el árbol ‘chino’, pongamos por caso, o el árbol ‘europeo’ (o el árbol ‘griego’, o el árbol ‘armenio’…); y podemos tenerlo también como alegoría del árbol universal, el árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida, el árbol más puro.
Aprovecho esta oportunidad para desearles a todos, desde la gentilidad recién recuperada, unas Felices Fiestas.
Hasta la próxima,
Manu

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