Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

miércoles, 4 de agosto de 2010

40) Una renovación universal

Una renovación universal.

Manu Rodríguez. Desde Europa (04/08/10).


*


*Vuelvo a escribir sobre lo mismo; a decir lo mismo. Para vencer al tenebroso islam se requiere que todos los individuos del mundo libre intervengan en esta batalla. Será una lucha cuerpo a cuerpo, uno a uno, por así decir.
Es una guerra declarada contra lo más tenebroso de nuestra condición. Es un conflicto histórico que afecta a todos los individuos y a todos los pueblos. Y es un conflicto de leyenda que será recordado durante milenios. ¿Qué recordaremos en el futuro, qué recordarán nuestros hijos y herederos; la derrota, o la victoria? ¿Lograrán hacerse con el planeta los musulmanes?
La escisión del planeta en dos mitades antagónicas es el propio islam el que la instaura. Desde el islam tenemos el mundo sometido (islamizado), y el mundo por someter (libre). Todos estamos, pues, amenazados. Lo próximo es el califato mundial. No tienen prisa. Es una estrategia a largo plazo con varios frentes. Uno de ellos es la desnaturalización de los países del mundo libre mediante el flujo de población musulmana extranjera. Para los pueblos del mundo libre el islam es el mal, simplemente. Una amenaza para su identidad, su integridad, y su mundo.
Los sucesos por venir afectarán a todos los pueblos. Hemos alcanzado la sincronización en todo el planeta -por primera vez en la historia de la humanidad. Recién comenzamos una historia universal. Ahora marchamos todos a una.
*El árbol de los pueblos y culturas forma parte del árbol de la vida. Las diferentes etnias y culturas deben ser conservadas en la medida de lo posible. Es un error monstruoso la opinión generalizada de que estas diferencias deben desaparecer. Los discursos que tal idea sostienen proceden de las ideologías universales de salvación (religiosas o políticas), que son las responsables de la desaparición de centenares de culturas en el mundo, grandes y pequeñas. Cada una de estas ideologías universalistas y totalitarias pretende la homologación cultural del planeta (cada una a su manera, a su medida).
Es incomprensible que estas ideas se consideren positivas y progresistas. Así como hay especies en vías de extinción, hay pueblos y culturas, grandes y pequeños, también en peligro de extinción. Las pérdidas del pasado nos muestran que los daños son irreparables. Nos privan de conocimiento y de información acerca de nosotros mismos. La reconstrucción del árbol de los pueblos y culturas se revela como imposible, debido a la deliberada y voluntaria destrucción de documentos, de monumentos, de lenguas, de culturas, en los procesos de cristianización o islamización de los pueblos.
Abolir las diferencias étnicas y culturales. Esto se hace, consciente o inconscientemente, en nombre de una etnia y de una cultura. Lo que resulta es la universalización del discurso judeo-cristiano (el judío como pueblo elegido), o la universalización del discurso musulmán (el pueblo y la lengua árabe son ahora los elegidos). Tenemos un pan-judaísmo y un pan-arabismo, pues, a escala universal. Son las culturas y las lenguas que prevalecen en detrimento de las demás. Una cultura, una rama, destruye o hace desaparecer a las otras.
Las áreas del planeta cristianas, islámicas, hinduistas, o budistas, así como las dominadas por el comunismo (universalismo político), son áreas cuyos pueblos y culturas autóctonas, en su momento, sufrieron un proceso de aculturación y enculturación. Se les privó de la cultura propia, y se les impuso la ajena. El tiempo ha hecho lo demás. Pueblos desarraigados; pueblos olvidados. Información perdida. En Europa, en Asia, en África, en las Américas… en todo el planeta.
Pueblos e ideologías que van contra la vida, contra la diversidad, contra los otros. En el nombre de un dios, en el nombre de la justicia, en el nombre de la humanidad, en el nombre de la libertad, en el nombre del amor… Ésta es su impostura milenaria. Malditos sean por toda la eternidad.
*Un movimiento planetario contra el islam y el resto de las ideologías universalistas y totalitarias (religiosas o políticas) del pasado neolítico; contra las ideologías de poder del neolítico. Una renovación universal. Un renacimiento universal. Desde las propias culturas autóctonas, y desde el nuevo período. Reverdecería el árbol de los pueblos y culturas del mundo.
*Vendrán las generaciones necesarias, conscientes, decididas. Las generaciones heroicas. A la altura de los acontecimientos históricos que nos ha tocado vivir.
Será la última batalla, el combate final. Las tinieblas se disiparán, la mañana se aclarará. Lo conseguiremos con nuestras lenguas y con nuestras manos. Venceremos. Purificaremos el nuevo día para los venideros.
*
Hasta la próxima,
Manu

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