Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 15 de diciembre de 2009

12) Una nueva y alegre primavera

Una nueva y alegre primavera.

Manu Rodríguez. Desde Europa (15/12/09)

*

*A los inmortales invoco. A los altísimos. Padres, mi palabra nada puede. No causa efectos. No mueve. No alcanza a los hermanos. Y Europa se pierde, se nos va. La perdemos. ¿Qué haremos?
Conmoveos con el abandono y la desolación de los que claman. Los pocos fieles. Favoreced nuestra llamada, que llegue hasta los últimos rincones de Europa. Difundid nuestro espíritu. Las huestes de Ahriman, de Surt… invaden nuestras tierras, nuestras ciudades. El momento es apremiante.
Ignorancia, negligencia, dejación. Dormido, indiferente, ajeno. Así ‘vive’ nuestro pueblo. Confiado. Engañado. Conducido al matadero, a la extinción. Pueblo sin futuro.
Renuevo los lazos, restablezco los puentes. Estáis otra vez en nuestro espíritu. Escuchad mi petición. Intervenid en nuestras vidas. Salvad a Europa de las tinieblas y el olvido, de las huestes de Surt…
Madre Europa, Padre Zeus. No permitáis nuestra muerte, nuestra ruina. Por amor a los viejos lazos, no lo permitáis. Por esos pocos fieles, por esos pocos justos, soplad a nuestro favor.
Sin vuestra ayuda nada podremos hacer. La sombra avanza inexorable. Cada vez menos día, cada vez menos luz. Es Ahriman, es Surt de nuevo.
De madrugada elevo mi petición con palabras que quieren llegar a lo más alto, conmover el más alto cielo.
Padres bienaventurados, enviadnos alguna señal. Atenuad nuestra angustia. Una señal espera vuestro devoto, signos favorables y alentadores. Una esperanza.
*¿Cómo llegar a ti, Europa? ¿Cómo hacer que te enteres, cómo hacer que te revuelvas? Revuélvete, yérguete, espanta al enemigo. Recupera tu dignidad, tu coraje, tu orgullo.
Necesitamos el espacio heroico, el espacio intermedio. El espacio del aire, de la atmósfera, de Antáriksha. El espacio de Indra, de Heracles, de Thor. Necesitamos héroes que se enfrenten al islam (a Tánato, a Surt, a Ahriman…), que defiendan a Europa. Desde nuestra tierra y nuestros cielos. En defensa de nuestra tierra y nuestros cielos. En el nombre de Europa. Héroes fieles, devotos, iluminados. Amantes. Parejas de nuevos europeos. Generaciones heroicas. Padres y madres de la futura Europa. Una nueva y sagrada primavera.
*Todo el mundo no musulmán mira con tristeza a Europa. Su transformación, su desnaturalización; su ruina, su degradación; su futura extinción. Ya se apiadan de nosotros. Aquí y allá suenan lamentos por la futura pérdida de Europa, de la Europa europea, de la milenaria Europa. La hermosa Europa.
Todo el mundo libre se lamenta de nuestra situación. Europa asediada, invadida; difuminada, desvirtuada, mezclada, impura. Nos inunda una muchedumbre de apátridas, de infieles, de descastados, agrupados bajo el islam. Es una presencia hostil, amenazante. Nos destruirá.
Todo el mundo clama, avisa… ¡Europa, despierta, despabila!
Lloraremos cuando viejos porque no defendimos lo nuestro cuando jóvenes. Cuando pudimos. Nuestra cobardía, nuestra vileza, nuestra miseria espiritual lo impidió. Lloraremos porque no fuimos capaces de defender como hijos nuestra madre patria, nuestro hogar milenario, ancestral. Perderemos la tierra, y perderemos los cielos, los mundos simbólicos, nuestra identidad europea.
*Europeos militantes necesitamos. Héroes que no se dejen arrebatar el legado que recibieron. Ni la tierra ni el cielo. La tierra trabajada por nuestros antepasados durante milenios, los cielos alcanzados.
Héroes germanos, celtas, eslavos, baltos… de nuestros pueblos ancestrales europeos. Hombres y mujeres, tropa adolescente. Revestidos de dignidad, de orgullo, de honor. Transfigurados.
Hemos de defender nuestra luz europea; nuestra luz. Es luz que viene de estrella remota. Es arcaica, ancestral; nuestra. Tiene milenios. Es nuestro espíritu, nuestro genio, nuestro ser simbólico. Lo que somos, y lo que queremos seguir siendo. Es la luz que nos legaron nuestros inmediatos antepasados, y la que nosotros hemos de legar a los venideros.
A la sangre, al genio europeo, a ese invoco.
*Es la gran causa. No es sólo la causa europea. Todos los pueblos del planeta están amenazados por este nuevo embate del islam. Héroes de los diversos pueblos deben intervenir en esta contienda que es grande, sublime. Es un combate milenario. Contra las tinieblas, la miseria, la mentira, y la muerte.
Los rostros de Surt. La oleadas de Ahriman. Las devastaciones. Desde antiguo. En Asia, en África, en Europa, en las Américas… Las pérdidas.
Padres, hemos perdido cada vez. Apenas nos queda nada. Por todo el planeta extienden su poder. Exultantes, alegres, confiados. Ya anuncian su definitiva victoria.
No permitáis, Padres, su triunfo. Padres de la bondad, de la verdad, de la justicia, de la belleza, de la plenitud, de la luz. Creadores, constructores. Promotores de todo lo bello, y justo, y verdadero. Reforzad nuestra posición, propiciad nuestro discurso que es vuestro discurso. Es en virtud de este discurso que venceremos. Con mente limpia, y palabras limpias, y acciones limpias. Amamos el orden, la justicia, la verdad; lo puro, lo claro, lo inmaculado. Purificaremos este planeta. Se tornará claro, transparente, diurno, solar.
De nuevo, Padres, no nos echéis en el olvido. Apiadaos de nosotros. Nuestra situación es extremada. Todo parece indicar que Ahriman obtendrá una nueva victoria. Será el fin de los pueblos. Seréis derrotados, Padres bondadosos. Nuestra derrota será vuestra derrota. Será la derrota de la luz, del orden óptimo, de la recta intención, de la piedad, del buen gobierno, de la plenitud, de la vida. Será el triunfo de la corrupción, de la miseria, de la lengua diabólica, de las tinieblas, de la servidumbre, de la violencia, y de la muerte. Peligra nuestra libertad, y nuestra vida. Peligra la luz de los pueblos. Peligra el árbol de la vida.
*El poder económico, el capital financiero no tiene el poder que tiene Ahriman. Por lo demás, éste lo pondrá a su servicio en su momento. La venalidad de los poderosos es bien conocida. Son estos los primeros que se cristianizaron o se islamizaron en el pasado. El poder económico y el militar. Los potentados y los reyezuelos. Sólo la clase política y los intelectuales pueden, en los momentos presentes, hacerle frente. Y el pueblo.
La clase política no puede sumársele porque supondría su extinción, o su desnaturalización; los intelectuales y el pueblo porque perderían su libertad. Si bien podríamos imaginar una clase política subordinada a la teocracia, como sucede ya en tierras del islam; e igualmente intelectuales y parte del pueblo que se subordinasen al orden religioso-cultural extranjero. Ya pasó cuando la cristianización de Europa, por ejemplo.
*Estos momentos son momentos de elección. O lo propio, o lo ajeno. O mantener, y defender, llegado el caso, las propias tradiciones culturales, políticas, espirituales y demás, o prescindir de nuestro corpus simbólico y adoptar el extranjero.
Abandonar lo propio, desertar de los Padres. ‘Sacrae patriae deserere’. Alienarnos voluntariamente. Desdichados conversos.
Así se pierden los individuos y los pueblos; así se hunden en las tinieblas y en el olvido.
Es aberrante el proselitismo. Algo repugnante y monstruoso. Perseguir esa transformación en el otro. Alienarlo voluntaria y conscientemente. Separarlo de los suyos; ponerlo, incluso, contra los suyos. Lo que logra la conversión. ¿Cómo se consiente?
Las iglesias y mezquitas son naves extranjeras, con estas naves te transportan a su mundo y te convierten en otra persona, en uno de los suyos. Es terrible todo esto, la alienación espiritual que tal conversión conlleva. La pérdida de lo propio ancestral y autóctono.
Los pueblos aún libres tienen la oportunidad de re-pensar lo suyo, lo propio. No nos valdrá sino lo nuestro para defendernos del acoso (demográfico, cultural, político, bélico…) del islam. Tendremos que defender lo propio, desde lo propio. Esto es, será, o lo nuestro, o el islam. O prevalecen nuestros mundos, o prevalece el islam.
Este combate no se dirime ni se juzga desde un tercer lugar. No hay tercero aquí. Aquí es, o uno, u otro. O destruimos al islam, o el islam nos destruirá a nosotros (al resto de las tradiciones culturales).
Ésta es la gran causa que convoca a todos los pueblos libres. Nos jugamos nuestro destino y nuestro ser, nos jugamos el seguir siendo.
Las intenciones del islam son claras, aspiran al dominio mundial. Es una amenaza para todos. Nada ni nadie les detendrá, dicen.
El mundo os detendrá, los pueblos os detendrán. Os detendrán la luz, la claridad, el día. No lograreis vuestros propósitos, criaturas del cielo, del aire, y de la tierra, os lo impedirán. Héroes fieles, devotos, diligentes, entregados, se os enfrentarán. La gran batalla está por venir. Venceremos.




















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